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¿Cómo manejar la fatiga en un tratamiento de cáncer?

Una de las consecuencias del tratamiento con quimioterapia es la anemia. La anemia es la escasez de hemoglobina o de glóbulos rojos, los componentes de la sangre cuya función es transportar el oxígeno y distribuirlo por todo el cuerpo. Como hay escasez de este transporte, llega menos oxígeno a los músculos y estos tienen que hacer un mayor esfuerzo para contraerse. Esto es lo que produce la fatiga.

La fatiga es uno de los efectos secundarios más característicos del tratamiento del cáncer. En algunos tipos de cáncer, como el mieloma múltiple (que afecta a la médula ósea) la fatiga, además, es una consecuencia directa de la enfermedad.

Los pacientes describen la fatiga como una sensación de agotamiento: caminar distancias cortas supone un esfuerzo importante y hacer actividades que impliquen, por ejemplo, levantar los brazos se hacen con gran dificultad. Por eso se sienten más cansados y pasan más tiempo en cama.

Cuando cedemos espacio a la fatiga ésta va ganando cada vez más terreno terminando por dominar por completo a nuestro organismo, por eso, se trata de dejarle el mínimo espacio posible. ¿Y cómo se hace esto? Manteniendo la actividad física lo más normal que se pueda.

No se trata de hacer sobreesfuerzo, sino de hacer lo que podamos cuando podamos. Habrá días en que estaremos más descansados, y podremos aprovechar para hacer más cosas. Otros días nos notaremos más fatigados, y preferiremos descansar. Las tareas que implican un mayor esfuerzo físico las podremos dejar para los días en que estemos más descansados o para hacerlas cuando alguien nos pueda ayudar. También, las podremos dividir en tareas más pequeñas e ir haciéndolas de a poco. Lo importante es que nuestra actividad sea lo más normal posible.

*Fuente: Calidad de vida en personas con cáncer.