La Medicina Nuclear tiene sus orígenes a fines de la Segunda Guerra Mundial, a partir del desarrollo de la energía nuclear. Tras su condenado uso bélico se hacía indispensable una aplicación pacífica de ésta en beneficio de la humanidad. Qué mejor que la medicina para crear el concepto de “átomo bueno”. Ello derivó en el uso de pequeñas cantidades de partículas radioactivas (átomos) para curar algunas enfermedades, especialmente tumores.

Tras más de setenta años de crecimiento de la especialidad, ésta se ha constituido en una importante herramienta para la medicina contemporánea, reconocida como especialidad médica en todo el mundo. Esto ha sido consecuencia especialmente de los avances tecnológicos en electrónica, computación física, química nuclear e, indudablemente, del avance de la medicina y conocimiento del cuerpo humano.